Suele ocurrir…Bueno, al menos suele ocurrirme a mí, que el tiempo parece pasar cada vez más rápido. Y suele ocurrir también que cada vez parecemos ser más conscientes de esa velocidad. Y asusta. Asusta porque, aunque suene a tópico, parece que fue ayer cuando llegué a Nueva York y de repente llevo ya 10 meses. Y lo que más asusta de todo esto es que en dos meses estoy de vuelta.
Y así, sin darnos cuenta, pasan tres estaciones. Y un día, hace no mucho, alguien nos recuerda con un mensaje muy cierto: “Deja que te cuente que nos dejasteis sin agosto”…y espera, creo que también os dejamos sin septiembre. Perdonad, yo ni me he enterado y espero que vosotros tampoco.
Y mientras escribo aquí, van pasando por mi cabeza millones de aventuras, experiencias, personas, lugares, viajes de un verano que ha pasado sin pena, pero con mucha mucha gloria y que, por los pelos, os habéis quedado sin conocer.
Sí, a punto habéis estado de perderos un concierto de 360 grados, una tarde en un parque en el que Dolores nos presentó a la gente más rara del mundo, un vino y tabla de quesos en un pueblo de película con Clint Eastwood como alcalde; toros mecánicos, acantilados imposibles, campeonatos de surf, moteles de carretera y objetos perdidos. Cuatro camisetas verdes de tirantes aptas para cualquier género, kilómetros y kilómetros en un Jeep negro, calles a las que pusimos banda sonora…y eso que no eran las calles de Nueva York.
Y siguiendo con los recuerdos de un verano, como si miles de fotografías vinieran a mi cabeza, aparecen horas y horas en una azotea que se ha convertido, por un momento, en el foco de la moda neoyorquina, una casa más llena de gente que nunca, sonámbulos exhibicionistas, una guitarra desafortunada…y otra que espera en una esquina de la 47 a ser más querida.
Algunos nos perdimos en Las Vegas, otros perdían autobuses y por los pelos no durmieron en la arena de una playa surfera. Hubo a quienes les cancelaron vuelos, a quien le decepcionó una tal Irene e incluso hubo principiantes en terremotos, mareados en un rascacielos de la Quinta Avenida.
Y a veces, si intento parar por un segundo el tiempo y miro a mi alrededor, me doy cuenta de en lo que nos hemos convertido. No sé si será Nueva York, si serán los miles de kilómetros en aquel Jeep negro, los petos vaqueros, los huracanes, los canales del Venecian o los tutús; quizás sean los hipsters de Brooklyn, las consecuencias del Biergarten de Meatpacking, las hamburguesas de “tamaño perfecto” o lo que echamos de menos a los que se volvieron.
Pero tengo que deciros y, para que vengáis prevenidas las próximas visitas, que esto es lo que vais a encontraros (y no vale asustarse) a partir de ahora en el piso 3º del número 336 de la calle 47:
MAGOS que manejan perfectamente el arte de desaparecer y aparecer en un segundo, INTÉRPRETES de sueños, PSICÓLOGOS que intentan descifrar los cambios de personalidad escritos en papel higiénico; futuras ESTRELLAS del rock que miran de reojo a su guitarra aparcada en una esquina, MODELOS que, no contentas con su book, se graban sus propios videoclips en la azotea; POETAS que dejan su huella en aquel cartel del que os hablé un día y que, a duras penas, consigue mantenerse colgado de la pared y, como no, EXPERTOS del arte culinario que ya han aprendido a dar la vuelta a la tortilla…
Pero tengo que deciros y, para que vengáis prevenidas las próximas visitas, que esto es lo que vais a encontraros (y no vale asustarse) a partir de ahora en el piso 3º del número 336 de la calle 47:
MAGOS que manejan perfectamente el arte de desaparecer y aparecer en un segundo, INTÉRPRETES de sueños, PSICÓLOGOS que intentan descifrar los cambios de personalidad escritos en papel higiénico; futuras ESTRELLAS del rock que miran de reojo a su guitarra aparcada en una esquina, MODELOS que, no contentas con su book, se graban sus propios videoclips en la azotea; POETAS que dejan su huella en aquel cartel del que os hablé un día y que, a duras penas, consigue mantenerse colgado de la pared y, como no, EXPERTOS del arte culinario que ya han aprendido a dar la vuelta a la tortilla…
Señores, sólo les quedan dos meses. ENTREN Y DISFRUTEN DEL ESPECTÁCULO...